Mitin de la marmota

Difícil poner fecha al primer mitin de la historia. Pero pongamos que hace más de 2000 años, por coger de referencia a un Jesucristo orando ante algunas masas.

Hubo antes otros, no hay duda. Pero para el caso, como van a ver, la cifra exacta no es tan relevante.

Llevamos más de 2000 años -así acierto seguro- haciendo el mismo mitin. Exactamente lo mismo, sin más cambio que el tipo de atril y la tecnología de sonido.

En cuestión electoral, que es lo que más nos ocupa ahora, tampoco han variado lo más mínimo los mítines. Nada, llevamos sufriendo lo mismo décadas y décadas sin variación.

Un escenario, un orador y ya. Ha cambiado el mundo, estamos volando drones en Marte y las campañas siguen siendo mítines clavados a los de hace cien años. Más o menos público, en círculo o modo auditorio, con más o menos pantallas, globos y luces. Un atril o micrófono en mano (o solapa) y nada más.

Llegó la radio y los mítines siguieron igual. Llegó la televisión y los mítines siguieron igual. Llegó Internet y los mitines se emitieron igual. Llegaron las redes sociales y los mítines se siguieron emitiendo exactamente igual. Llegó la pandemia y fueron capaces de hacer mitines, por Zoom, exactamente iguales.

Cada vez que un partido abre un «canal de comunicación» en la red social de moda, acaba siendo un nuevo lugar donde emitir el mismo mitin de siempre.

Lo único que ha cambiado un poco es el público. Todo empezó hablando a las masas para convencer. Luego pasaron a ser mitines para los convencidos (militantes) y ahora -en su mayoría- son mitines para los cargos del partido. Para encontrar hoy un militante de base en un mitin debes llegar a la sexta o séptima fila y para encontrar a un elector indeciso debes salir del recinto.

Se justifica porque ahora todo depende de los medios de comunicación. Pero nadie ve un mitin en un informativo. Ve un «tweet» del mitin, precisamente lo mismo que vería si no hubiera habido mitin.

Por lo tanto no hay mejor momento para transformar el formato. Alguien debe hacerlo, algún partido debe reinventar los mítines, traerlos a 2021. Hay herramientas suficientes para hacer algo interactivo, hay profesionales en las televisiones capaces de plantear nuevos formatos, de innovar.

Recuerden además que uno vota más a quien le escucha que a quién no deja de hablarle.

Hagan un esfuerzo, salgan de lo fácil, dejen de aburrirnos.