Tenía las mismas ganas de ver lo que había dentro de aquel USB como miedo por sorprenderse más de lo deseado. Durante unos segundos pensó que tal vez lo mejor era romperlo, olvidarlo, culpar a Elmer de todo y dejar en paz a Ramiro, a Miriam y a la vieja sexy.
No sería Justicia, pero tal vez era lo más justo. Y la única forma de evitar que los medios de comunicación siguieran inventando historias, destrozando los nombres, insinuando sobre Miriam, especulando sobre hechos con la misma probabilidad de haber ocurrido como de la llegada de platillos voladores.
Fue algo más que una tentación, por mucho que supiera que no iba a hacerlo.
El ordenador detectó el USB. En el escritorio aparecía bien claro el nombre; «Rocío Lancho».
Sin duda más bonito que Ramiro, pensó Lucía. Acercó lentamente el ratón y esperó unos segundos antes de hacer doble click. Se abrió, había mucho menos de lo esperado. Una carpeta llamada «Soy yo» y otra «Selección fotos».
Otra nueva disyuntiva. La flechita del ratón paso de una a otra sin decidirse, aunque pasaba mas segundos -inconscientemente- sobre las fotos. Finalmente aceptó que prevalecía el morbo de entrar a verlas.
No había más que diez, en las que Rocío -se empeñó en llamarla así desde que supo que ese era realmente su nombre- salía elegantemente vestida. Las fotos tuyas en las que sales más guapa, más arreglada, mejor maquillada. Esas fotos eran. En las que mostraba la cara apenas se veía una sombra donde seguro había una barba entre semana, aquellas pelucas rubias estaban perfectamente colocadas, haciendo juego con unos ojos pintados con absoluta maestría. Vestidos de noche, largos, cortos, posando de una y otra forma y una depilación perfecta en piernas y brazos. Estaba guapa, parecía más joven. Mucho mejor vestida y arreglada que con lo que había elegido para morir. Le extrañó.
Volvió y entró en «Soy yo». Un único archivo en PDF. Lo abrió. 356 páginas. Maquetadas. Portada, dedicatoria y capítulos. Lucía los leyó uno a uno.
1- Equivocarte al nacer
2- Mentirte
3- Mentir a los demás
4- Vestirse, amarse, disfrutarse
5- Pillada, (mal)tratada
6- El tratamiento que deseas
7- Escondite
8- Calle, sexo, humillación
9- Soledad
10- Un lugar en el mundo
11- Morir
Dio a imprimir, debía leerlo con Laura. Seguro que sola no iba a entender la mitad de las confesiones y narraciones que debían aparecer en lo que sin ninguna duda era una autobiografía de un proceso complicadísimo.
Tampoco pudo evitar ir directamente al 11. Ese era el suyo, los otros diez, para Laura.
Voy a morir pronto. Mucho antes de lo que mi cuerpo ha decidido. Ha sido una vida a la mitad, así que juntas serían dos. Más de lo que muchos tienen. Puedo morir tranquila, porque no puedo vivir así. Voy a morir, Rocío va a morir, siendo una princesa, para que el sueño dure eternamente.
Está decidido, me van a ayudar. No estaré sola, hay amigas para ese momento. Puede que en un tiempo sea parte de una noticia, que se nos insulte, que se mienta más sobre nosotras. Por una vez, dará igual, estaremos muertas.
No debería decirlo, ni diré nada que comprometa, pero gracias a nuestro verdugo, por darnos una…
-Oye Lucía, la impresora está sin papel -interrumpió su compañero.