Nos rodea una nueva y contradictoria forma de libertad. Una que es la cuadratura del círculo de las anteriores, el doble salto mortal con tirabuzón.
Es la libertad censora. Una libertad para no ser libre, para no poder elegir, la libertad de poder ver las cosas de una única forma.
Colón no puede tener estatuas, porque la nueva libertad no permite que tal cosa ocurra, ni que alguien pueda entender la historia en el momento en que ocurrió y no en el presente. Por no tener, no parece poder disfrutar de tal honor ni Cervantes, cuya estatua en San Francisco ha sido pintada y bajo su nombre han escrito «bastardo».
Pablo Alborán tampoco puede ser gay como le venga en gana, ni puede decirlo cuando quiera. La libertad de ahora impide que eso pase. Ahora somos tan libres que para decir que eres gay debes hacerlo bajo unas condiciones compatibles con los cánones de libertad estipulados, no siendo libre de cualquier forma.
Dijo Sonsoles Ónega, a raíz del anuncio público del cantante, que «ya lo sentía, porque es guapísimo». Por lo visto esas lógicas y normales palabras no pasan el actual filtro de libertad y fueron rápidamente criticadas y catalogadas en redes de «homofobia interiorizada». La libertad censora no admite el humor y no tiene complejos en señalar y acusar con las peores palabras a quien ose usarlo si no es de la forma marcada como aceptable.
Tal es así, que este análisis difícilmente pasará el filtro de esa nueva libertad, porque está siendo escrito usando mi libertad para hacerlo y no la libertad que me debería haber impuesto para no escribirlo.
Se pone todo muy complicado. Primero fue imposible ser de izquierdas, porque no había forma de cumplir las normas para serlo de verdad y tener el carnet oficial y ahora tampoco se puede ser libre de forma libre.
De seguir así, lo que va a ser difícil es señalar la verdadera homofobia o el verdadero racismo, porque quedará tapado por las formas de la correcta libertad para no ser homófobo ni racista.
Ya no se puede no ser racista ni se puede no ser homófobo sin más, se debe no serlo de una forma muy concreta.
Bendita libertad que nos lleva por el único camino posible.

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