La libertad es la esclavitud. La ignorancia es la fuerza.
1984. Orwell
Bill Gates nos quiere controlar a todos. A todos los seres humanos del mundo. Es normal que quiera hacerlo, ya tiene todo lo que se puede comprar con dinero.
El siguiente paso lógico es tener el poder absoluto sobre todos nosotros y para ello, nada como un chip que se mete en nuestro cuerpo con una vacuna y que se activa con la cobertura de un teléfono móvil. El plan es ideal, apenas tiene brechas.
Lo único que debemos esperar es que el chip no lleve Windows Vista, para que no nos quedemos todos colgados y tengamos que estar reiniciándonos a diario.
Lo extraño es que haya elegido una forma tan enrevesada de controlarnos, una forma tan cara y oscura. Puede ser que se haya vuelto novelista, que quiera complicar la trama más de lo normal. Tal vez sea esa la explicación.
De no ser así, es raro que Bill Gates pague de su bolsillo unos chips para controlarnos, cuando puede sacar esos mismos chips al mercado, hacer una buena campaña de marketing y lograr que seamos nosotros los que paguemos por implantárnoslos en el cuerpo.
Yo lo preferiría. Imaginen no tener que llevar un teléfono móvil a todas partes para que te puedan localizar, para que puedan saber todo lo que buscas, para que puedan escucharte, para que puedan observar con la cámara lo que haces, para que sepan cada movimiento de tu tarjeta de banco y todo el listado de contactos. Mucho mejor un chip, menos peso.
Yo, eso sí, voy a esperar al chip que saque Apple. Será más caro, pero seguro que brilla bajo la piel o alguna chulada así.
Porque al final, siendo honestos, lo único que podemos elegir no es si somos o no controlados, porque esa batalla está perdida, es el diseño que elegimos para ese control.
Es lo único que se le escapó a Orwell. 1984 era oscuro y sucio mientras que 2020 es limpio, brillante y lleno de Apps con las que cambiarte el color de pelo y ver cómo serías de sexo opuesto.

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